Comencé la serie de los Marcianillos en 1982. Desde entonces hasta este último, han sido muy numerosos los creados. Todos tienen en común unos grandes ojos, muy abiertos, ojos alucinados por todo lo que pueden percibir.
El material de esta obra, como de la mayoría, es el refractario, a veces mezclado con gres. la temperatura de cocción es alta, 1210 º C .
El color es, en esta ocasión, pintura acrílica en vez de esmalte cerámico. Tenía el día juguetón y comodón, y para mí la pintura encaja con este espíritu.
La elaboración de esmaltes cerámicos es muy trabajosa, tanto en la preparación como en la aplicación y el procesado en el horno. Y sobre todo, quería divertirme relajadamente.
La obra recoge también un aspecto utilitario, ya que la base es un gran plato en el que se pueden depositar objetos, además del componente expresivo y creativo global. Pero sobre todo es una escultura.
Los Marcianillos suponen en mi trabajo un puro divertimento, irónico y bastante gamberro, de todo lo que observo desde mi silencioso platillo volador, cuando salgo para abducir historias, ancian@s y camaleones.
Saluditos.
Mikel Benito