Hace ya unos días y hasta el 15 de Abril, que Lola Altolaguirre y yo estamos exponiendo en la cafetería Marugame de Donostia, en la zona de Berio-Universidades.
Lola expone algunos tapices, y yo esculturas verticales. Ambos somos amigos desde hace muchos años, y hemos expuesto juntos varias veces, al tiempo que también dábamos clases en el Club de Arte Catalina de Erauso.
Lola es una artista de los pies a la cabeza. Es visceral y metódica, curiosa y tenaz, extremadamente trabajadora y una incansable buscadora de elementos autóctonos (vascos) que marida perfectamente con un lenguaje plástico actual, en el que no duda en recurrir al entramado de varillas de hierro oxidado empleado en la construcción. Un ejemplo de ello, y que se puede apreciar claramente en las obras expuestas, es la recuperación que ha hecho de la envoltura de la mazorca de maíz como sujeto de la labor de tejer, sumergiéndose en la memoria colectiva agraria. Igual que lo que muchas madres y abuelas de los caseríos vascos hicieron siglos atrás para elaborar cestos, alfombras y superficies protectoras.
Yo he reunido unas pocas piezas trabajadas sobre madera recuperada del mar, un material que me habla mucho desde hace diecisiete años. Son esculturas que he aplicado sobre la pared, pero que en principio están pensadas para colgarlas de techos o de vástagos verticales. Están pintadas con óleos y acrílicos, y llevan incorporadas canicas y esferas de vidrio, así como inscripciones rúnicas que pretenden dotarlas de un sentido propiciatorio y protector.
También hay cuatro esculturas sobre materiales de construcción y enmarcadas, ,que pretenden expresar algunas intuiciones y percepciones metafísicas y espirituales, precisamente sobre materiales altamente físicos y constructivos.
La decisión de exponer juntos en este momento, además de disfrutar del amistoso juego del encuentro plástico tras mucho tiempo y de mostrar nuestro trabajo artístico, responde también al deseo de dar alegría y color al actual momento social que vivimos, marcado por los límites y las restricciones. Todo ello en una cafetería que se hacaracterizado desde hace muchos años, en ser centro social de reunión de mucha gente, y en una ventana para el arte de muchos artistas.
Así que, a pesar de las limitaciones horarias vigentes, invitamos a todos quienes puedan y quieran visitar esta exposición, a que lo hagan y a que disfruten del lugar.